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La formación de los territorios vikingos

Cuando hablamos de vikingos y de su expansión, es inevitable hablar de Inglaterra ya que ésta fue el principio y el fin de la historia oficial de la Era Vikinga. ¿Por qué era tan importante Inglaterra para los vikingos? No lo sabemos a ciencia cierta, pero probablemente por cercanía y, aunque era un territorio cristiano ya por entonces, Inglaterra era una región que tras la caída del Imperio Romano recibió la migración de varios pueblos primos hermanos de los vikingos, los pueblos germanos de los jutos, anglos, sajones y frisones. Estos pueblos, además de la raíz lingüística, compartían con los vikingos la raíz de su mitología, la mitología germánica. Sea como fuere, la importancia de Inglaterra es más que evidente ya que no sólo la saquearon, sino que la colonizaron y se asentaron en ella, gobernando de facto y como reyes en algunos casos vastas extensiones. Y, ¿qué sabemos de Inglaterra en el momento de la llegada de los vikingos? Los vikingos llegaron, como hemos dicho, a una tierra en la que se habían establecido siglos antes otros pueblos, entre ellos los anglos, durante las primeras migraciones germánicas tras la caída del Imperio Romano y que denominaron Angleland, que significa, literalmente, tierra de los anglos. Esta denominación derivaría, con el tiempo, en el nombre de England, es decir, Inglaterra. Por lo tanto, Inglaterra en el año 793 estaba inmersa en lo que se conoce como periodo Anglosajón, un periodo que abarca desde el fin de la Britania romana en el siglo V – con ese establecimiento de los pueblos anglosajones – hasta la conquista normada en el año 1066. No obstante, las tierras de los anglos no eran un territorio homogéneo, si no que los vikingos se encontraron con el periodo que históricamente se conoce como la Heptarquía Anglosajona, un ‘país’ fragmentado en siete reinos (Northumbria, Wessex, Mercia, Anglia Oriental, Kent, Sussex y Essex) y en constantes disputas. Los vikingos iniciaron su Era Vikinga en uno de estos siete reinos, concretamente en Northumbria. 

Lindisfarne y el Reino de Northumbria

El Reino de Northumbria (Norþanhymbra, en sajón antiguo y Norðimbraland en nórdico antiguo) fue uno de los reinos menores de los anglos, uno de los reinos que formaron la anteriormente mencionada Heptarquía Anglosajona. Se baraja su fecha de fundación oficial entre finales del siglo VI y principios del siglo VII de la mano del rey Etelfrido, que unió los reinos menores de Bernicia y Deria. Su final se fecha en el año 954. Northumbria sufrió altibajos a lo largo de su historia, llegando a ocupar en el siglo VII las Tierras Altas de Escocia y Gales. A lo largo del siglo IX fue ocupado por los vikingos procedentes de Dinamarca y se integró en el año 829 a Inglaterra, con Egberto de Wessex.

En el año 627, bajo el reinado de Edwin, Northumbria se convirtió al cristianismo y pasó a ser el reino más importante de la zona, siendo nombrado Edwind bretwald (también brytenwalda, bretenanwealda, es un término anglosajón, utilizado en tiempos de la Britania pos romana y designaba a un rey que detentaba una supremacía temporal sobre los restantes), sin embargo, poco tiempo después volvería al paganismo, hasta la reintroducción del cristianismo por parte del rey Oswaldo, quien encargó al monje San Aidan la fundación del monasterio de Lindisfaren del que hemos hablado hace escasas líneas. Así, Northumbria se convirtió en un enclave cultural de gran importancia, introduciéndose el cristianismo celta, sustancialmente distinto al catolicismo romano, que le dio un tinte único en toda Inglaterra. Esto duró hasta el año 664, con el Sínodo de Whitby, momento en el que la Iglesia Celta y la Romana se unieron, sin embargo, los atributos celtas sobrevivieron sobre todo en motivos artísticos que aún podemos contemplar a día de hoy.

Los siglos VII y VIII estuvieron marcados por luchas constantes con Mercia y con los escoceses. En el año 793 desembarcaban los vikingos en el reino y las guerras, el contacto, el comercio o el dominio vikingo se extenderían hasta la conquista normada de Inglaterra, en el año 1066.

Y los vikingos desembarcaron en Lindisfarne (Linidsfarena en inglés antiguo), una isla que se encuentra en el noroeste de Inglaterra, cuya historia documentada se remonta al siglo VI d.C. y que, en el momento de la llegada de los vikingos, formaba parte del Reino de Northumbria. El monasterio que saquearon los hombres del norte en Lindisfarne había sido fundado por San Aidan en el año 651, un monje irlandés al que el rey Oswaldo de Bernicia había encargado la tarea de evangelizar las tierras del norte de Inglaterra, enviado desde la Isla de Iona. Tras la fundación del monasterio, Lindisfarne se convirtió rápidamente en la base para la cristianización del norte de Inglaterra, enviando también misiones al reino vecino de Mercia. Pronto los monjes de la comunidad irlandesa de Iona (sacudida por los vikingos en numerosas ocasiones a partir del año 793) se asentaron en la isla. Uno de los monjes, San Cutberto, llegó a ser Obispo de Lindisfarne, obrando – según recogen las crónicas de Beda el Venerable – distintos milagros que le valieron la canonización, así como la inhumación de sus milagrosos restos en el monasterio en el año 687. Tras la invasión de los vikingos en Inglaterra, el monasterio fue abandonado hacia finales del siglo IX y los restos del santo – o lo que dejaron de ellos los vikingos – fueron trasladados a la Catedral de Durham.

Tiempos

Era Vikinga

Cuando hacemos mención a los países vikingos algo que debemos tener muy en cuenta es que nosotros lo hacemos refiriéndonos a países actuales, con fronteras actuales. Hablamos de Dinamarca, de Suecia, de Noruega y los pensamos como hoy. Sin embargo, estos tres países en el siglo VIII, al inicio de la Era Vikinga – y durante casi toda ésta – tenían fronteras aún difusas, confusas y poco definidas. ¿Cuál ha sido la evolución de estos territorios? Al inicio de la Era Vikinga podemos decir que los escandinavos eran más bien un pueblo único, con una misma forma de vida y una cultura muy similar en todas las zonas del territorio, esto es, los habitantes de Escandinavia no se habrían considerado a sí mismos noruegos, o daneses, o suecos, sino que se habrían identificado con reductos más pequeños, tal vez por tribus, por clanes o por familias en un sentido muy amplio. Entre los años 250 y 500 d.C. Noruega, Suecia y Dinamarca eran zonas con grandes diferencias entre tribus y regiones, muy poco unificadas políticamente hablando aunque su cultura ya fuese bastante unitaria. A partir de los siglos V y VI las zonas de dominio político se fueron contrayendo formando zonas más amplias y definidas aunque internamente aún hubiese divisiones y fracturas.

Además, no todo el territorio habría estado controlado por los vikingos; Escandinava  se dividió en dos zonas; la parte norte y centro habitada por los samis o lapones, cuya cultura era absolutamente distinta y su lengua – el sami – no era de raíz indoeuropea, sino de la familia de las lenguas ugrofinesas, como también lo son el finés y el estonio. La otra zona sería el resto de Escandinavia, los territorios más al sur donde poco a poco se produjo una reducción de las confederaciones tribales y se crearon amplias zonas de poder que, a grandes rasgos, eran:

  1. Sur de Jutlandia, isla de Fyn y Sjaelland Occidental

  2. Jutlandia Central

  3. Norte de Jutlandia y la región del fiordo de Oslo.

  4. Sjaelland Oriental y suroeste de Suecia, donde se asentaban los gautas en Västra Götaland y Östergötland.

Según hallazgos y análisis realizados relativos al siglo IX, los países habrían ido tomando forma dentro de Escandinavia de tal manera que los noruegos se habrían establecido en la costa occidental de Noruega, los daneses en el actual sur y oeste de Suecia, el sudeste de Noruega y parte de la actual Dinamarca, y lo suecos en la región alrededor del Lago Mälaren, cerca de la actual Estocolmo, y en la costa occidental de Suecia. Como podéis observar, si, por ejemplo hablamos de daneses en Era Vikinga estamos hablando de algo muy distinto a los daneses de hoy en día cuanto a su territorio.

Y llegamos a la siguiente cuestión, ¿Cómo de tribus más o menos desperdigadas comenzaron se pasó grandes y poderosos países? A grandes rasgos su trayectoria o nacimiento fue la siguiente:

Suecia: No como país propiamente dicho, pero sí como ente político más o menos cohesionado, Suecia nació aproximadamente en el siglo VII como resultado de la unión de las tribus rivales de los götar (gautas o godos situados al sur del país) y los svear o suiones (situados en la zona interior del Lago Mälaren, los cuales, posteriormente, dieron el nombre al país entero). Se habrían gobernado desde Uppsala por el rey de la dinastía Svear y habrían tenido una enorme importancia marítima encarada a un comercio de gran alcance, como continuarían haciendo por toda Europa durante la Era Vikinga. Con el tiempo, este primer intento de Suecia añadió a sus territorios la isla de Gothland. Entre el 500 y el 800 d.C. fue el territorio en el que principalmente se dio la Era de Vendel (de la cual ya hemos hablado y que puedes encontrar aquí ), cuyo centro político, económico y cultural se encontraba en Gamla Uppsala (de cuyo templo también hemos hablado y que puedes encontrar aquí), un lugar ya documentado por las sagas y las crónicas hacia mitad del siglo VI. La zona sur de la actual Suecia estaba por entonces en manos de los daneses.

Noruega: Como tal, Noruega no existe hasta el siglo IX con la supuesta, mítica y legendaria unificación del país a manos del rey Harald el de la Hermosa Cabellera. Antes de ello, con intentos de unificación conocidos desde el siglo VI, Noruega se encontraba dividida en muchos pueblos, pequeños reinos que tenían cada uno un rey, jarl o jefe distinto, extendiéndose así toda una red de jefaturas que rivalizaron por el poder y por el control del territorio. Entre los siglos IV y VI se produjo un aumento significativo de la población que originó una expansión de la zona habitada. Esta población en aumento se distribuyó en poblados fortificados y se cree que Noruega, de norte a sur, estuvo subdividida en diez jefaturas todas ellas, menos una, ubicadas en zonas costeras, a unos 100 kilómetros de distancia las unas de las otras.

Dinamarca: Contamos con muy pocos restos arqueológicos de época pre-vikinga, sin embargo, sabemos que ya en el siglo IX Dinamarca habría sido un gran reino más o menos unido que en el año 800, con el rey Godofredo I a la cabeza, habría atacado a Carlomagno, hecho que es muy significativo a la hora de hacerse una idea del poder que debía tener. Este poder danés comenzó a crecer en el siglo VII, una autoridad cada vez más sofisticada y coordinada que alcanzó su cénit a lo largo del siglo VIII, momento en el que se construyeron distintos elementos defensivos como la gran muralla de Danevirke (de la que hablamos aquí), que cruzaba la península de Jutlandia de punta a punta defendiéndola de posibles invasiones o como el canal de Kanhave, una zanja a lo largo de la isla de Samsø. Hacia el año 700 la ciudad de Ribe era ya un importante centro artesanal y comercial que constaba – según los hallazgos arqueológicos – de unas 50 o 60 parcelas de unos 200 metros meteos cuadrados que habría pasado de una ocupación más bien estacional o temporal a un asentamiento de carácter permanente hacia el año 750, algo que más que probablemente debió poner en marcha algún rey o importante líder

Muchos autores, influenciados por distintas escuelas o fruto del momento histórico en el que escribieron, se han estancado por unas teorías más que por otras a la hora de explicar el fenómeno de la Era Vikinga en sus obras.

 Por lo tanto he agrupado las causas —por comodidad y afinidad—en seis grandes bloques para que sea más fácil comprenderlo.

Bloque I: causas climáticas

Junto con la superpoblación, de la que hablaremos después, es la causa por excelencia y la principal para muchos; sin embargo, actualmente es también la más revisada y puesta en tela de juicio. Se basa en que entre el siglo IX y el XIV se produjo un cambio climático conocido como Periodo Cálido Medieval u Óptimo Climático Medieval; un periodo de clima especialmente caluroso que se habría notado sobre todo en la zona del Atlántico Norte y habría mejorado las condiciones de vida de esas zonas.

Sin embargo, esta teoría plantea importantes problemas de base: tanto en las propias fechas del cambio, como en su capacidad para provocar la expansión de los asentamientos. Los estudiosos del tema no acaban de encontrar consenso en cuanto a datación se refiere; algunos lo fechan mucho antes del año 1000 d. C., otros mucho después del año 1000 d. C., para algunos no es posible fecharlo debido a las enormes variabilidades regionales y, para otros, directamente tal cambio climático no existió. Con este panorama es difícil determinar que las condiciones climáticas fuesen una causa relevante a la hora de que los vikingos iniciasen su expansión en busca de otros asentamientos.

Bloque II: causas tecnológicas

Esta es otra de las causas que con más fuerza ha sonado a lo largo del tiempo y que más adeptos posee: las mejoras en los barcos y los conocimientos navales que, supuestamente, se habrían producido en el momento justo antes de la expansión escandinava, y que la habrían hecho posible. La teoría dice que los avances técnicos, bien propios, bien importados, que los vikingos habrían incluido en sus barcos —como la quilla o la vela— habrían creado naves capaces de aventurarlos en viajes a tierras más lejanas.

Sin embargo, ésta también es una teoría que plantea ciertos problemas de base, siendo el más importante de ello los pocos —hasta la fecha— restos arqueológicos navales de los que disponemos en la actualidad fechados alrededor de finales del siglo VIII, durante el inicio de la Era Vikinga. Tenemos restos anteriores, del siglo VII, y restos posteriores como los extraordinarios barcos funerarios del siglo IX; pero las fuentes arqueológicas de finales del siglo VIII son muy escasas. Esto no nos deja ante un panorama en el que es innegable afirmar que entre el siglo VII y el IX se produjeron cambios y mejoras navales, pero en el que es complicado situar en qué momento exacto se produjeron, y si propiciaron o no la expansión de los vikingos, o si fueron su motivo principal.

Otro problema que plantea esta teoría es que sabemos que los escandinavos se movían cómodamente por mar mucho antes del inicio de la Era Vikinga y que no habían sido una sociedad aislada: mantenían contactos e intercambios comerciales con territorios colindantes. También saqueos por el Báltico. Los asentamientos escandinavos en las islas Shetland y las Orcadas (en Inglaterra) se produjeron casi cincuenta años antes del inicio Era Vikinga. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la tecnología necesaria para llegar a las costas inglesas, que serían a partir de finales del siglo VIII el lugar de inicio de las incursiones bélicas vikingas, ya existía.

Por ello, la siguiente disyuntiva que nos plantea esta teoría es la del orden de los factores: ¿iniciaron los vikingos la expansión al introducir mejoras en los barcos o se introdujeron esas mejoras en los barcos porque necesitaban expandirse? Es decir ¿el barco vikingo fue una causa o una consecuencia? Para poder responder a estas preguntas, como decíamos, necesitaríamos más hallazgos arqueológicos de naves de finales del siglo VIII y principios del siglo IX: sin embargo, cada vez parece más claro que la tecnología naval habría sido un requisito indispensable para las expediciones, pero no podemos apuntar a día de hoy que la causa principal de las mismas. Sin embargo, sí podemos decir que se produjeron cambios en las prácticas seguidas hasta el momento, como por ejemplo en la duración de los viajes; pasando de viajes por zonas limítrofes, cortos y a ras de costa a viajes más largos, más alejados y, si se puede decir así, más intrépidos.

Bloque III: causas sociales

Según esta teoría, derivada de las mejoras climáticas de las que hemos hablado, se habría producido a finales del siglo VIII una explosión demográfica que habría llevado a los vikingos a buscar nuevos sitios donde asentarse por la falta de tierras para todos. Un mejor clima habría propiciado mejoras en los cultivos, avances tecnológicos, mejores cosechas y, a la postre, mejor alimentación seguido de un aumento de la población que, en pocas palabras, no tenía espacio donde vivir.

Esta es, como decíamos, otra de las causas de la expansión de los vikingos por excelencia; sin embargo, a día de hoy es una causa prácticamente desechada, sobre todo ya que se basa, principalmente, en un cambio climático cuyo impacto es difícil de demostrar y fechar en los territorios vikingos. Las evidencias arqueológicas, por su parte, tampoco parecen sustentar esta teoría: ni la comparativa de cementerios de inicios de la época vikinga con cementerios de épocas anteriores, ni la comparativa de asentamientos y su número de hogares en este lapso de tiempo demuestran una mayor población. No como para suponer que no se cabía y que la vida era inaccesible en Escandinava. Por último, esta teoría da por sentado que la superpoblación se dio en toda Escandinavia, sin excepción regional, algo que también es muy poco probable.

A nivel sociológico, en esta teoría también nos faltan argumentos que nos expliquen los saqueos y su modus operandi. Si lo que faltaba era alimento y espacio para cultivarlo, no se termina de entender el funcionamiento de las incursiones relámpago o saqueos que implicaban el pillaje y la vuelta a casa y no el establecimiento y colonización de nuevos territorios donde asentarse y cultiva, no al menos no hasta entrada la Era Vikinga. Las primeras incursiones que realizaron los vikingos a finales del siglo VIII fueron expediciones de saqueo y se mantuvieron así hasta bien entrado el siglo IX. Si había necesidad de emigrar, ¿por qué se tardó tanto? ¿Y por qué no se colonizaron todos los lugares a los que se llegó? Si bien algunos territorios se colonizaron, en otros tantos los vikingos sólo saquearon o, incluso, sólo comerciaron.

No obstante, en los últimos años se ha dado un nuevo enfoque a esta teoría de la superpoblación, llevándola al terreno del desorden social. Durante la Era Vikinga los matrimonios eran una especie de contrato que se establecía entre dos partes de similar estatus social y económico. Ello habría implicado que muchos varones jóvenes que no disponían de suficiente estatus social se viesen privados de la posibilidad de acceder a un matrimonio beneficioso en términos socioeconómicos, viéndose así privados de la posibilidad de ascenso social. Por ello, es posible que muchos comenzasen a practicar el saqueo como método rápido y eficaz de conseguir bienes y enriquecerse y así poder optar a matrimonios mucho más satisfactorios. ¿Por qué era tan difícil conseguir un buen matrimonio? Sabemos que los vikingos practicaron el infanticidio, especialmente el femenino ya que la vikinga era una sociedad principalmente dirigida al comercio y a la guerra, prácticas que llevaban a cabo los hombres jóvenes. Las familias que tenían muchos hijos no siempre eran capaces de alimentar y mantener todas las bocas que llegaban, por lo que podrían haber optado a quedarse con los hijos varones.

El resultado habría sido una sociedad desigual y desestructurada, con muchos más hombres jóvenes que mujeres, donde no todos los hombres habrían tenido acceso al matrimonio y, aún menos, a uno que les hiciese ascender socialmente si no tenían nada que aportara  éste. La pregunta que nos debemos hacer para comprender mejor esta teoría es por qué se produjo a finales del siglo VIII.  Parece ser que estaría relacionado con otra de las posibles causas que vamos a comentar; la presión política interna en Escandinavia a finales del siglo VIII.

Bloque IV: causas políticas

Causas políticas internas

Esta teoría se basa en una supuesta centralización del poder a lo largo del siglo VIII en los territorios escandinavos; un momento en el que reyes y otros líderes políticos o bélicos habrían comenzado a reforzar su posición haciéndose fuertes y unificando su autoridad. Así pues, se trata de una teoría que aboga, a la hora de explicar la diáspora vikinga, por una creciente presión política interna que se produjo en el territorio escandinavo entre los siglos VII y VIII; una especie de movimiento unificador o centralizador que habría dado lugar a jefes políticos mucho más fuertes que aunaban bajo su gobierno zonas más amplias y con una autoridad mayor en detrimento de las sociedades sustancialmente más igualitarias en las que los jefes eran más bien caudillos o jefes locales cuyo poder no era tan amplio. Y esto habría tenido consecuencias relacionadas con el inicio de la Era Vikinga; por una parte, para convertirse en un caudillo era necesario estatus y bienes. El que no los tenía por venir de una familia acomodada, vio en los saqueos e incursiones la forma de conseguirlo; incursiones al principio sin la financiación de un líder, sin organización demasiada organización militar, expediciones, por decirlo de alguna manera, no profesionales. Con el tiempo las incursiones se fueron intensificando y es a partir del año 840 cuando las campañas de incursión y saqueo se van convirtiendo en campañas fuerte y militarmente organizadas, avaladas por monarcas o grandes líderes vikingos que comienzan a buscar algo más que el simple pillaje y la rapiña.

Por otra parte, aquellos que no estuvieron de acuerdo con el nuevo orden establecido optaron por marcharse en busca de otros territorios donde asentarse y seguir siendo una sociedad más igualitaria. Éste último sería el caso de los colonos noruegos que llegaron a Islandia tras ‘huir’ de la cada vez más férrea autoridad de Harald el de la Hermosa Caballera o Harald I de Noruega. ¿Qué problemas plantea esta teoría? En el caso de Islandia, si bien es más que probable que la colonización de Islandia respondiese a una necesidad de emigración por parte de los noruegos tras la subida al trono de Harald, lo que no se corresponden son las fechas con la diáspora vikinga. Éste ascendió al trono en el año 872 y reinó hasta el año 933 y el primer colono permanente de Islandia fue el líder noruego Ingólfur Arnarson, que se estableció en la isla de forma continuada en el año 874. Sin embargo, el inicio de la Era Vikinga y los primeros saqueos y expediciones se produjeron casi cien años antes, en el 793. Otro problema que plantea la teoría es que nos faltan fuentes fiables y alejadas de las sagas y las leyendas que nos den una visión clara de los movimientos de unificación escandinavos. Se trata de un periodo muy podo documentado de la historia de Escandinavia y el grueso de la información que poseemos de él es a través de escritos muy posteriores a los acontecimientos por lo que, por motivos variados, no son cien por cien verídicos.

Causas políticas externas

Esta causa apunta a la necesidad de los vikingos de hacerse más fuertes y erigirse en reinos o pequeñas monarquías cada vez más potentes, frente a la sociedad más diáfana y menos militarizada que eran hasta el momento, ya que a finales del siglo VIII se produjo un aumento también de la presión externa que sufrían los territorios vikingos. Una presión e influencia ejercida por las grandes potencias colindantes, como  por ejemplo el Imperio franco.

En la misma línea, otras teorías entienden la diáspora vikinga como una respuesta al creciente poder militar y a la presión que ejercían Carlomagno y sus sucesores, así como el Cristianismo, a lo largo de las fronteras vikingas. El inicio de la Era Vikinga coincide con el reinado de Carlomagno, quien inició una cruzada contra sus vecinos escandinavos paganos del norte, asentados en Jutlandia. Acosó y masacró a más de 4.500 sajones y persiguió a los paganos de sus propias tierras, y es posible que este hecho provocase el miedo entre los daneses, quienes habrían comenzado a organizarse para sobrevivir y hacer frente así al poder foráneo. Y para ello no sólo se necesitaba organización, sino recursos económicos que invertir en armamento, levas, barcos, construcciones defensivas y mucho más. Y rápido, además se necesitaba rápido, por lo que las incursiones podrían haber sido formas sencillas y rápidas de obtener ese dinero.

Pros de la teoría: concuerda en el tiempo, el inicio de la Era Vikinga en el 793 coincide con ese momento del reinado de Carlomagno, entre el 768 y el 814 y coincide en el momento en el que Jutlandia (Dinamarca) comenzó a tener líderes más poderosos, fortificaciones, sistemas defensivos y sociedades organizadas antes que los territorios de Noruega o Suecia.

Contras de la teoría: la geografía no la avala del todo ya que las primeras incursiones hacia Gran Bretaña no fueron obra de los daneses hasta bastante tiempo después, sino que los primeros en poner en práctica el saqueo y la incursión fueron los noruegos que, aparentemente, no recibían apenas amenaza del Imperio franco.

Otros historiadores apuntan, más que a una necesidad de defensa, a una asimilación e imitación: la Escandinavia de la Edad del Hierro —cuya parte final se corresponde con la Era Vikinga— es un periodo de sucesión de cambios culturales y políticos; se pasa de sociedades tribales más o menos igualitarias a pequeños reinos o jefaturas. Tal vez esta evolución sea el producto de la influencia de los grandes centros de la Europa continental y de las acciones de los propios escandinavos que operaban en ambas zonas y conocieron los sistemas políticos de la Europa Occidental. El Imperio carolingio habría sido una de las grandes influencias no solo en la centralización de poder, sino también de la necesidad de una política central defensiva, no sólo ofensiva. No valía sólo atacar lo que había fuera en búsqueda de beneficios, sino que había que defender y mantener lo que había dentro de las fronteras de cualquier ataque y, para ello, se debía estar preparado y organizado, algo que sólo ofrecía un estado potente y centralizado.

Otros historiadores ven como una causa del inicio de la Era Vikinga la no existencia de rivales marítimos: hasta el momento los vikingos habían tenido unos importantísimos competidores marítimos, los frisones, un grupo étnico habitante de Frisia, actualmente una provincia de los Países Bajos, y que fue parte del contingente que emigró en el siglo V y VI a Inglaterra junto con anglos, jutos y sajones. Sin embargo, tras la destrucción de la flota frisona por parte de los francos, los vikingos se quedaron como los auténticos reyes de los mares del momento, sin rival, por lo que era mucho más seguro navegar, explorar y comerciar en el Atlántico Occidental y ello les habría animado a hacerlo.

Más causas de este bloque serían las relacionadas con la política exterior: los vikingos habrían tenido conocimiento de las situaciones políticas de los territorios vecinos y lo habrían aprovechado en su beneficio atacando aquellas zonas debilitadas políticamente y que suponían blancos débiles y atractivos; como el Imperio carolingio o la Inglaterra Angolsajona. Sin embargo, a esta hipótesis no la acompaña la cronología; si bien los problemas existieron en estos territorios, éstos comenzaron bien entrado ya el siglo IX. Es más, las primeras incursiones que los vikingos realizaron se hicieron de forma contemporánea a la existencia de poderes fuertes y homogéneos en ambos lados; tanto en la Inglaterra Anglosajona, bajo el importante monarca Offa de Mercia, y en Europa continental, con Carlomagno. Por otro lado, esta causa tampoco se ajustaría al contexto irlandés o escocés, ya que por entones ambos territorios se encontraban subdivididos en numerosos pero competitivos reinos o jefaturas, muy similares de hecho, a los sistemas políticos contemporáneos a la Noruega de la época.

Bloque V: causas económicas

Teniendo en cuenta que lo que marcó el inicio de la Era Vikinga fue el saqueo, algunos autores han visto en los motivos económicos la clave de todo el asunto.

Una de las teorías de este bloque apunta a que en la Europa del siglo VIII comenzaron a florecer importantes centros urbanos con gran actividad económica que se convirtieron en los principales objetivos de saqueo de los vikingos entorno a la década del 830 y 840, fechas que, sin embargo, son ya bastante alejadas del inicio de la Era Vikinga.

Otra de las teorías tiene que ver con el flujo de plata y monedas islámicas; se han encontrado tesoros y abundantes referencias arqueológicas en yacimientos escandinavos de plata abasí de algo antes de la Era Vikinga, así como en el noroeste de Rúsia y el Báltico (como el encontrado en Stáraya Ládoga, territorio ruso cerca de la frontera con Finlandia y fechado entre el 749 y el 786), zonas de gran importancia comercial. La circulación de moneda de plata abasí desde el siglo VII, gracias al comercio de medio y largo alcance, inundó rápidamente Europa convirtiéndose en un importante motor económico de la Europa de la Era Vikinga. Estos autores creen que las expansiones se habrían producido por una especie de “fiebre de la plata” entre los vikingos. Sin embargo, otros autores matizan esta teoría y apuntan que la expansión se produjo por la falta de plata; los vikingos habrían quedado apartados de las rutas por las que pasaba la moneda árabe debido al obstáculo que suponían el Imperio carolingio y los principados eslavos y habrían desviado su atención del este hacia el oeste, donde había territorios donde se podía obtener riqueza, como Inglaterra y sus monasterios e iglesias.

Otra hipotética causa económica sería el declive de las antiguas rutas comerciales. La crisis del Imperio romano y su posterior caída entre los siglos III y V provocaron la disminución de los intercambios comerciales en Europa al producirse el fin de la unidad política, cultural y comercial que se amparaba bajo el Imperio. La caída supuso la desintegración del mercado común y debieron abrirse nuevas rutas, lo que supuso una gran ocasión para los vikingos y para las migraciones en general. La caída de ese todo cohesionador en Europa que era el Imperio romano provocó cierto caos y cierta reestructuración durante un tiempo, hasta que surgió en Europa, especialmente en la parte de Occidente, otro todo cohesionador, la Cristiandad, y eso nos llevaría a otra hipotética causa económica para explicar al expansión vikinga; el discriminación de los vikingos en el mercado comercial. Algunos autores han señalado que los escandinavos habrían sufrido un trato desigual en las tradicionales rutas comerciales dominadas por el mundo cristiano por el hecho de ser considerados paganos o bárbaros. Se sabe que algunos comerciantes británicos de la época, según nos cuentan las crónicas, declararon que al ser ellos cristianos no podían llevar a cabo comercio alguno con paganos e infieles. Esto habría propiciado que al final las relaciones se rompiesen de forma abrupta, que los vikingos tuviesen que buscar sus propias rutas comerciales y que se hubiesen iniciado los saqueos y los asaltos como forma de obtener lo que por otros medios ya no podían.

Ligada a las dos hipótesis anteriores aparece una última; el ataque a blancos fáciles de los que obtener un sustancioso botín. Hablamos de iglesias, abadías y monasterios cristianos costeros, habitados por monjes desprotegidos y repletos de reliquias de lo más valiosas.

Bloque VI: causas ideológicas

En el último bloque de posibles causas que expliquen la diáspora vikinga tenemos dos hipótesis. La primera de ellas es la que hace referencia a la guerra psicológica que los vikingos habrían comenzado contra los cristianos. Éstos se habrían dedicado a atacar pilares religiosos e ideológicos del cristianismo, como eran abadías y monasterios, en respuesta al avance cristiano que se estaba produciendo en todo el territorio escandinavo desde, al menos, una centuria atrás. Una forma de contraatacar las misiones cristianas y practicar la guerra psicológica ya que las políticas expansionistas eclesiásticas por la Escandinava pagana parece ser que no gustaron demasiado y provocaron una fuerte reacción ideológica entre las élites paganas. Algunos autores consideran que los ataques vikingos de finales del siglo VIII fueron una respuesta de los nórdicos paganos a la expansión del cristianismo entre los pueblos escandinavos paganos fruto de las misiones evangelizadoras cristianas que partían desde Gran Bretaña ya desde el siglo VII.

En una línea totalmente distinta, que no excluyente, otra posible hipótesis apunta al determinismo ideológico de los vikingos como la causa de su expansión; una causa que hace referencia o se centra en la mentalidad de los vikingos. La sociedad vikinga era una sociedad en la que los factores religión y guerra estaban totalmente vinculados entre sí. Además, dos máximas regían la vida de un vikingo guerrero; el honor y el fatalismo. Los viajes que emprendieron los vikingos eran viajes absolutamente arriesgados, en los que – por mucho conocimiento del mar y los astros que tuviesen – el factor fracaso era altísimo. No son pocas las crónicas que nos hablan de naufragios. De las veinticinco embarcaciones que partieron con Erik el Rojo hacia Groenlandia, once perecieron por el camino y eso ya en el año 1000. Los viajes eran largos y no sólo naufragar era el problema, algunos morían de enfermedades a bordo, otros muchos en las batallas. Es difícil entender por qué los vikingos se echaron al mar con semejante panorama si no tenemos en cuenta las arraigadísimas creencias que éstos tenían sobre la muerte, la predestinación y sobre el sentido del deber y el honor. Y aquí habría jugado un papel importantísimo la mitología nórdica de la que fueron dueños los vikingos, una de las pocas mitologías cuyo orden absoluto es destruido en el momento final y en el que no hay salvación para nadie, ni para hombres ni para dioses; el Ragnarök. Una mitología en la que el destino lo es todo y todo lo que tiene que pasar ya está tejido por las nornas. Una mitología en la que se premia al que muere en batalla, de forma honrosa y valiente con un más allá en el Valhalla, bebiendo, luchando, muriendo y resucitando cada día con el resto de sus compañeros de batallas y las valquirias. En la mitología nórdica el resultado de nuestras acciones y nuestro destino ya está decidido; lo importante no es lo que nos encontramos al final, sino cómo lo afrontamos. Se trata de una mentalidad orientada tanto a la guerra como a las expediciones sin la que es muy complicado comprender el porqué de las incursiones. Los vikingos no temían la muerte mientras esta llegase con un arma en la mano y luchando por lo que creían y lo que querían porque tendrían otra vida más allá, en el Valhalla, una buena vida que terminaría algún día de forma inexorable e ineludible. Sus vidas, sus destinos, estaban escritos desde el momento de su nacimiento y afrontaban su destino y su muerte con una naturalidad y una aceptación que pocas culturas han hecho.

La Escandinavia pre vikinga

 Primera Etapa:         793 – 850

Régis Boyer la inicia en el 800, yo prefiero adelantarla al desembarco de Lindisfarne, siete años antes, simplemente por hacerla coincidir con el inicio de la Era Vikinga oficial. Se trata esta de una etapa —a grandes rasgos y generalizando— de tanteos, de acercamientos, de exploración, de golpes un poco al azar y a lugares que, posiblemente, desprendían un halo de vulnerabilidad y riqueza como, por ejemplo, el monasterio de Lindisfarne. Tal vez expediciones sin líderes conocidos y, en principio, con pocos barcos y dispositivos.

 Segunda Etapa:          850 – 900

Este es un periodo de expediciones ya mucho mejor organizadas, con líderes importantes como jarls o reyes y con un número considerablemente mayor tanto de barcos como de efectivos. Se trata de expediciones en las que los vikingos comienzan a utilizar ese arma tan característica suya como es la guerra psicológica, probablemente a rivales que aún consideraban en mayor o menor medida débiles. Es la época del inicio del danegeld, el pago de un impuesto a los vikingos para que no saquearan y arrasaran el lugar, por parte de reyes de toda Europa. Sin embargo, también es la época en la que algunos lugares comienzan a resistir a los vikingos, como Inglaterra del sur o el norte y sur de la península ibérica, sobre todo la parte de la península bajo dominio islámico, donde, tras ser repelidos, los vikingos optarán por no insistir demasiado: ya sabéis también que los vikingos eran bastante pragmáticos.

 Tercera Etapa:         900  – 980

Etapa de asentamiento; instalación de colonias y colonización de territorios como Islandia, Groenlandia, Normandía, el Danelaw, Irlanda del Sur y las regiones eslavas de Kiev y Rusia. También es la etapa del inicio de la cristianización de Escandinavia, hecho que marca el inicio de fin de la Era Vikinga.

 Cuarta Etapa:

  980 – 1066

Es una etapa que ya solo incumbe, principalmente, a daneses y suecos. Los daneses optarán por ir hacia el noroeste e intentarán adquirir supremacía en el conjunto de Escandinavia con Svein el de la Barba Hendida y Knút el Grande, así como en Gran Bretaña. Serán finalmente derrotados en la batalla de Stamford Bridge y la batalla de Hastings. Los suecos intentarán las últimas y poco fructíferas expediciones hacia el este y hacia Asia.

Las causas de la expansión
Las etapas de la Era Vikinga

La Era Vikinga, a finales del siglo VIII, Escandinava pasó por una larga evolución de miles de años cuyo inicio nosotros vamos a remontar a la presencia de los primeros pobladores, pueblos cazadores, pescadores y recolectores que comenzaron a llegar hacia el año 12.000 a.C. tanto a la zona sur de la península como a los territorios de Dinamarca. Se cree que la llegada de los primeros pobladores habría coincidido con un momento en el que se produjo un cambio climático que propició una sustancial suavización del clima en la zona que a su vez provocó un incremento de la flora del territorio; éste se cubrió de una capa de tundra que fue evolucionando en la aparición de bosques de hoja perenne y bosques caducifolios que atrajeron a nuevas especies de animales que dotaron de una nueva fauna a la zona. Estos animales susceptibles de ser cazados y consumidos son los que, a la postre, atrajeron a los primeros pueblos cazadores y recolectores, pueblos aún nómadas que comenzaron a habitar la zona más baja de Escandinavia, territorio que se considera poblado de forma más o menos esporádica desde el Mesolítico, hacia el año 8.200 a.C.

¿De dónde llegaron los  primeros pobladores estables de Escandinavia? El territorio escandinavo sucumbió, principalmente, a la dominación de los pueblos indoeuropeos en dos grandes oleadas migratorias; la primera entorno al V milenio a.C. y la segunda alrededor del IV milenio a.C. Hacia el año 4000 a.C. casi toda la superficie terrestre se encontraba ya cubierta de bosques; coníferas, robles, tilos y olmos especialmente. Además, los animales característicos de la zona – el bueye almizclero, el zorro ártico, el caballo islandés (introducido por los vikingos en Islandia), el leming, el lince boreal, el glotón, el oso pardo, los ciervos, los venados o los renos – ya se habían asentado de forma permanente también. Con el clima más suave – siempre dentro de la crueldad climática de la zona – y una fauna y flora en crecimiento la población comenzó a asentarse de forma más permanente, aprendiendo técnicas de cultivo, de arado y de conservación de alimentos como el secado del pescado. Hacia el año 3.200 a.C., con la llegada del Neolítico, la población ya había abandonado el nomadismo y se había convertido en población sedentaria y propiamente escandinava, sobre todo en las zonas de los fiordos noruegos y la actual Dinamarca, que creó una cultura propia no habida con anterioridad en la zona y diferenciada del resto de culturas próximas. Hacia el año 3000 a.C. llegó a Escandinavia la metalurgia del bronce y ello proporcionó no sólo mejores armas, sino mejores herramientas utilizadas en el día a día que fueron complejizando la sociedad escandinava. Sabemos que ya por estas fechas los escandinavos viajaban por todo el territorio de la península y por sus territorios vecinos en barcos rudimentarios, aunque sustancialmente avanzados para la época  en comparación a otros pueblos, practicando el comercio y el intercambio de bienes, tanto con los samis o lapones que habitaban la propia península como con regiones vecinas del Báltico. Un dato curioso es la excelente relación que siempre mantuvieron los escandinavos con los lapones, con quienes practicaban un comercio pacífico y respetuoso que continuó siendo así durante la Era Vikinga.

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